Saturday, September 30, 2006

bran

Dejad que os cuente una historia, una historia que encontré por casualidad, una historia que encontré porque buscaba un nombre, una identidad....
Y conseguí encontrar ese nombre, pero tambien conseguí comprender por fin, que la que no tenía identidad alguna era yo. Que andaba perdida en un mar de confusión, que no era capaz de encontrar algo que me hiciera creer ciegamente, que no conseguía entender por qué tantas personas a mi alrededor se entregaban a algo que yo era incapaz sentir....
Al escribir esto, no quiero decir que ya lo he encontrado, si no que me gustaría pensar que algún día lo encontraré. Pero hasta entonces, lo único que quiero teniendo este nombre es tener una identidad, un símbolo que oculte mi ignorancia y mi sueño de que por fin algún día pueda saber quién soy realmente.




Bran, hijo de Febal, era un joven demasiado aventurero y demasiado dado a caer en las tentaciones.
Le gustaba pasear por los verdes prados y los encantados bosques de su querida Irlanda, pero siempre cerca de la fortaleza del castillo de su padre, pues los peligros se escondían detrás de cada árbol; y aunque el joven era aventurero, obedecía las estrictas órdenes de su padre.
Uno de estos días típicos del clima irlandés, oscuro y lloviznoso, Bran fue a dar un paseo por el bosque. Le encantaba oír los sonidos que hacía la naturaleza y respirar aire puro.
Sin saber de dónde venía, empezó a oír una hermosa canción, cantada por una voz femenina más hermosa todavía. Esa fuerza invisible le llevó al trance, y más tarde al sueño.
Al despertar, encontró a su lado una rama de manzano; y al levantar la vista, vio a una hermosa mujer que le miraba fijamente y que desprendía una extraña luz que el joven no acertaba a saber de dónde procedía.
La mujer empezó a hablarle de su reino, el reino de las Hadas, donde todos los deseos posibles se hacían realidad y era el paraíso que ansíaban todos los mortales de la tierra. Después de esto, la mujer le pidió la rama de manzano, y cuando Bran, todavía en trance, se la dio, desapareció dejando tras de sí un gran interrogante en la mente del muchacho.
Cuando consiguió reaccionar, tomó una decisión. Embarcaría rumbo a ese paraíso con 27 hombres más que formarían su tripulación, y no regresaría hasta haber pisado esa tierra divina.
No tardó mucho en verse al mando de un gran barco surcando los mares necesarios para llegar a su destino. El viaje no fue accidentado, salvo porque tuvieron que enfrentarse a la terrible isla de Risa, un lugar muy inapropiado par los marineros que tienen pensado seguir con su viaje, y porque tuvieron un pequeño encuentro con Manannán mac Lir, el siniestro dios del mar.
Por fin, llegan a tierra. Era cierto, aquello era lo que todo hombre mortal había soñado ver. Las hadas les recibieron con todo tipo de lujos y amabalidades.
Los hombres, tras pasar allí unos días, decidieron quedarse para siempre. Así pues, cada hombre se casó con un hada y fueron felices en ese paraíso soñado.
Me gustaría acabar la historia así, diciéndoos que fueron felices para siempre y que tuvieron pequeños haditos, pero la mente y el deseo del hombre son insaciables, siempre busca más, y como dice aquella famosa frase: " los dioses para castigarnos atenderán nuestras plegarias". Y por esto mismo, la historia continúa.
Bran se cansaba de tanta perfección, lo tenía todo, sí, pero no tenía su vieja y querida Irlanda, a la que añoraba cada día más.
Decidió volver, y algunos hombres hicieron lo mismo. Pero antes de partir, las hadas les advirtieron que el tiempo no transcurría igual en Irlanda y en su paraíso. Si volvían el tiempo se les echaría encima.
Pese a estas terribles advertencias, Bran embarcó rumbo a su tierra. Al llegar, uno de los hombres más entusiastas salió corriendo del barco para besar ese suelo tan añorado, pero maldita sea la hora en que puso un pie en tierra firme, pues nada más hacerlo, el viento se llevo el polvo en el que quedó convertido.
Los hombres enmudecieron de pánico, y Bran tuvo que regresar al Pais de las Hadas.
Una vez allí, fue a pedirle consejo a la Reina, la más sabia de todas pero también la más difícil de comprender. Bran le planteó su problema, y la Reina le dijo que tenía que encontrar la manera de burlar al tiempo, de encontrar una forma de dejar de ser lo que el tiempo devoraría.
Tras varios días encerrado, pensando la manera de escapar del paraíso sin someterse a la voluntad del paso del tiempo, creyó dar con la solución.
Volvió a reunir a los hombres, pero esta vez no quisieron acompañarle, temían acabar formando parte del viento.
Entonces Bran marchó solo, lo que le permitió pensar en todo lo que tendría que hacer y no olvidar cuando llegara a Irlanda. Al llegar, miró la tierra como si fuera un avismo negro imposible de burlar, pero él sabía lo que debía hacer.
Sacó un frasco que contenía una sustancia de color negro, se lo había dado la Reina tras haber escuchado la propuesta del joven.
Si en su forma humana no podía pisar tierra, sería mejor dejar a un lado esa forma, y tomar otra que le permitiera hacerlo. Así pues, se armó de valor, y de un sorbo se bebió el contenido del frasco. Al cabo de cinco eternos minutos se vio convertido en un imponente perro negro. Puso una pata en tierra y se dio cuenta de que había conseguido burlar al tiempo.
Desde aquel día, el perro negro llamado Bran, vaga por las mentes de muchos hombres que no tienen la fuerza suficiente o han perdido la esperanza de enfrentarse a cualquier dificultad que se plante en medio del camino.


Bran se convirtió en uno de los dioses de la mitología celta, el dios de la fuerza y la esperanza.
Y como ya dije antes, este nombre era un símbolo no una realidad; y si bajo esta identidad prestada consigo la fuerza necesaria para mantener mis esperanzas de que algún día encontraré la mía propia, por qué no utilizarla aunque sea sólo mi mente la que la necesite. Porque al fin y al cabo, qué sería el hombre sin sueños....

¿siento?

Siento, siento, siento, siento....
¿Por qué el mundo necesita tener siempre una disculpa?
¿Por qué necesita disculparse?
¿Por qué dice lo siento cuando la verdad es que no lo siente?
¿Por qué trata de disculparse?
¿A caso mata, a caso hiere, a caso roba, a caso miente?
¿Si hay una disculpa hay un culpable?
¿Quién es, qué quiere, qué pretende, qué siente?
¿Es uno, son dos, son tres, es una infinita multitud?
¿Será el mundo, o alguien que lo controle con su mente?
¿Por qué hago preguntas que son como castilos en el aire?
¿Encontrar respuestas a estas preguntas es lo que ansío, siendo de ello consciente?
¿Por qué lo escribo?
¿A caso tengo miedo de que el olvido se lleve y convierta en un recuerdo lo que pienso tan fervientemente?
¿Realmente hay uno, dos o tres culpables?
¿Realmente existe una sincera disculpa?
¿Realmente puedo esperar respuestas?
¿Realmente me atrevo a pensar que son cosas trascendentes?
¿Realmente por preguntar soy una perfecta ignorante?
¿A caso soy la adecuada para preguntar?
¿A caso emplearía mi tiempo en contestar?
¿A caso me dignaría yo a responder?
¿A caso me pararía un minuto a pensar?
¿A caso me tengo yo que disculpar?
A cualquier persona que esto se pare a leer, siento haberle hecho su tiempo perder.
Hace un tiempo, vi la eternidad.
Una piedra de luz, pura e incesante, protegida por el tiempo.
Las horas, los días, los meses, los años...
Un lugar movido por las esferas, en donde al igual que en las sombras, el mundo y su séquito se fusionan.


Los seres humanos somos tan especiales que somos capaces de vivir en un sueño eterno, sin llegar a despertarnos jamás.
Esperamos que se cumpla todo lo que nuestra cabeza quiere, todo lo que nuestro corazón ama, todos nuestros sueños....
Quizá soñar sea de tontos, de personas que pierden el tiempo; o puede que incluso sea un juego de niños, un viaje hacia un lugar en el que todo lo que no puede ser nuestro lo es....
Quizá sea una estupidez, pero qué sería el ser humano sin sueños....